martes, 20 de septiembre de 2011

Lluvia...




De nuevo la lluvia vuelve una vez más, a inundar mi mundo, mi sitio… y así esas  gotas que atraviesan mi ventana abierta para caer en mi rostro, así cerrando los ojos, mientras siento su frio sobre mis mejillas, así mil recuerdos acompañan cada una… cuantas cosas no he vivido en días de lluvia… Cuantos recuerdos de tristezas y alegrías, de risas y miedos.

En un día de lluvia descubrí que mi padre era un superhéroe, porque el monstruo de un trueno que amenazaba mi calma se alejo con su abrazo y su palabra, siempre gritábamos para llamarle cuando la tormenta nocturna acechaba, y siempre vino a nosotros, aun vencido por el cansancio para decir: “No tengas miedo”

Un día de lluvia fue también en mi infancia una aventura, cuando escapados corríamos a la calle, para dejarnos empapar, corriendo, saltando, abriendo los brazos, como si en cada gota que caía del cielo recibiéramos un regalo. No importa el regaño, ni el resfriado que seguro nos esperaba, éramos libres, éramos felices.

En un día de lluvia te fuiste en silencio, aquel día en que una llamada me enseño que la tristeza puede pesar tanto que asfixia. No pude decirte adiós, no estaba a tu lado, solo cerraste tus ojos y dejaste tu esencia en esa casa en donde compartí contigo tantos años. Te fuiste en paz lo sé, pero mis lagrimas no eran capaz de parar, así como las gotas que caían del cielo.

Ese día de lluvia tu vida se cruzo con la mía, y allí en ese café, sin poder salir por la tormenta nos dimos la oportunidad de conocernos, con el humo de un café caliente empañando en ocasiones la mirada, abrimos nuestro corazón el uno al otro y sellamos el nexo que aun hoy nos mantiene unidos.

Una tormenta trajo un día el miedo y la incertidumbre, y el agua cayo con tal fuerza que se llevo tanto a su paso, como una película de terror el miedo llenaba nuestra alma con cada rayo y cada trueno, al final solo lo material sufrió, nuestro espíritu aunque resquebrajado, sobrevivió en la esperanza de un nuevo rayo de sol.

En un día de lluvia   te dije adiós, aunque mi corazón no quería hacerlo, mi mente me decía que era lo correcto, te vi marcharte sin poder hacer nada y no te diste cuenta, pero trate de alcanzarte minutos después, para decirte “Detente, no te vayas”, corrí bajo la lluvia, y me detuve a mitad del camino, entendiendo que eso era lo mejor, mientras la lluvia que caía sobre mi rostro ocultaba mis lagrimas, y ahogaba mi corazón casi tanto como la tristeza, me quede allí, vi como te alejabas sin mirar atrás, si hubieras volteado, si hubieras vuelto hacia atrás tu mirada….

Hoy me devuelve este día de lluvia recuerdos de ayer cargados de alegría y de melancolía… Me pongo mis audífonos, y subo el volumen a la música, no cerrare la ventana, quiero sentir las gotas de agua en mi cara, mientras viejas canciones me transportan a los momentos que viví ayer… en esos días de lluvia…

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