viernes, 18 de noviembre de 2011

Como se construye una sonrisa


La jornada comienza muy temprano, muchos han llegado ya y esperan, esperan por una esperanza…

Entre ellos esta “J”, hace 3 años vino a este mismo lugar, buscando que le ayudaran a que lo vieran diferente, para así no sentir que era distinto y sin duda lo logro, pero quiere mejorar aun mas, borrar marcas, conseguir una novia (como después lo confesaría), que cuando miraran su rostro lo vieran como lo que era, un joven normal.

Le asignan un numero y lo reciben sonrientes quienes llenaran sus datos para su historia clínica, luego las enfermeras que tomaran sus signos y lo pesaran, y después por cada una de los constructores de sonrisas, un equipo al que él ya conocía bien, cirujanos, pediatras, odontólogos, psicólogos, terapistas de lenguaje, anestesiólogos…. Uno a uno evaluó a “J” y le explico sus opciones, ahora solo quedaba esperar….

Llega el día y solo puede sentirse afortunado, fue escogido para construir su sonrisa… El día de su operación llega muy temprano, y entre los médicos ve un rostro conocido, el mío, me recibe con un abrazo inesperado, ¡claro que lo recuerdo! hace 3 años lo acompañe en el mismo proceso, el primero para él, y su abrazo solo me dice que el también me recuerda, recuerda que antes de irse se tomo una foto con su nueva sonrisa, conmigo… lo examino de nuevo como lo indica el protocolo, bromeamos de nuevo como la primera vez, “estás listo, y todo está bien” le digo, y él me contesta “debes tomarte otra foto conmigo”… en unas horas lo llaman, los voluntarios lo acompañan al área de transición, allí lo esperan para que esté tranquilo, a él y a el resto de los niños, uno a uno, antes de pasar a quirófano, les ayudan a que estén serenos, a que no sientan miedo, y los acompañan en su camino hacia donde al fin se hará la magia, el quirofano, donde manos valiosas y hábiles de humildes cirujanos, construyen una sonrisa….
"J" despues de su operacion


“J” salió de quirófano, y lo único que recordaba era que debía tomarse una foto conmigo, lo que hizo, antes de irse con una sonrisa mejorada, y la alegría que le brotaba en sus ojos.
"J" Hace 3 años, luego de
su primera operacion

“A” llego con su madre desde muy lejos se entero tarde de que se realizaría la jornada, y no fue evaluado en el triaje preliminar, pero su madre tenía la esperanza de que pudieran ayudarlo, tiene solo 1 año, una hendidura labial marca un rostro hermoso para ella y para los que lo vemos, unos ojos picaros nos miran mientras sonríe sin parar. Se le practican los exámenes correspondientes, y no se encuentra ningún problema, puede operarse, puede tener una nueva sonrisa…. El abrazo de su madre no se hace esperar, su sueño pronto se realizara… cuando sale de quirófano sus lagrimas la invaden, la hendidura ya no está y "A" tiene una verdadera sonrisa…

“K” también viene por segunda vez, esta vez la operaran de paladar, tiene 5 años y su madre que también nos conoce, nos trae a todos los que la atendemos un regalo, algo sencillo, hecho con sus propias manos, pero en los que puso todo el amor y agradecimiento que podía darnos con una frase escrita “Gracias por darme la alegría de sonreír”…. Y al día siguiente al marcharse, nos regala un abrazo y pega sobre mi mejilla una calcomanía en forma de estrella, como muestra de su cariño, calcomanía que lleve durante todo ese largo día

Esta son solo algunas de muchas historias, de muchas de alegría porque solo puede haber alegría cuando se construyen sonrisas…

¿Cómo no trabajar con entusiasmo?, Es un trabajo agotador, pero sin duda lleno de muchas satisfacciones, y cada uno en el área en que trabaja tiene muchas de estas historias, las historias que mantienen unida a esta gran familia, la familia de la Fundación Operación Sonrisa, y es que para construir una sonrisa, no bastan las manos de un cirujano talentoso (la cual es sin duda imprescindible), ni el equipo quirurgico de enfermeras y anestesiologos; se necesitan los hombros del voluntario que son capaces de cargar y consolar al niño que llora al salir de quirófano, mientras su madre llega, se necesita la voz tranquilizante que te habla y te explica lo que sucede, cuando una madre angustiada espera que su hijo salga, se necesitan la información diligente de el terapista de lenguaje que te explica como la operación mejorara su habla y que se debe hacer, para que más que una cicatriz imperceptible, no sea su voz la que le dificulte sentirse aceptado cuando crezca, se necesita de enfermeras que te reciben y que vigilan que todo esté en orden, de pediatra que aclara tus dudas y te explica como cuidarlo después de la operación, se necesitan rostros sonrientes, que te hacen sentir que todo está bien, porque hacen su trabajo con amor y entrega incondicional, y que te hace sentir que no está solo, aun cuando las noticias no sean las mejores, como paso con “N”, lamentablemente una infección respiratoria no le permitió operarse, pero su madre, aunque no pudo controlar sus lagrimas, como no pudimos ninguno de los voluntarios que la acompaño en la tristeza de no poder entregarle una nueva sonrisa, sabía que estaba en el camino correcto, y que pronto tendría, de las manos de este gran equipo, la sonrisa soñada.

“G” llego al área de hospitalización y no entendía por qué lo recibían con aplausos, era el ultimo paciente de esa gran jornada, la ultima x que marcaba el final del plan quirúrgico del día,  el paciente número 156 que recibió una nueva sonrisa esa semana espectacular, los aplausos se acompañaron de un gracioso baile de celebración de las enfermeras, que sin duda eliminaron de su carita todo rastro de angustia para cambiarla por alegría, la alegría de un sueño cumplido.

Así se construye una sonrisa, con un montón de constancia, muchas ganas de trabajar por algo bueno, manos talentosas y mágicas, hombros que apoyan, palabras que alientan y enseñan, corazones que escuchan, y miles de sonrisas, que se reproducen y se contagian, aun después de muchas horas de trabajo y del cansancio. Todo esto engranado como la maquinaria más perfecta, que fabrica el mejor de los productos.






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